Tengo el cuerpo como el de mi madre

Esta es una frase muy común en mi consulta. ¿Qué se esconde detrás de esta frase?.

Bueno, nosotros conformamos nuestro cuerpo con nuestra manera de pensar y actuar en la vida. Así que si mi cuerpo se parece mucho al de mi madre, quizás sea, porque mi manera de pensar y actuar también se parecen.

He visto como todos los cuerpos que trabajo cambian y he visto también, que todo cambio en el cuerpo conlleva un cambio de personalidad y viceversa, independientemente de como sea mi madre. Es cierto que como nos criamos con ellos, nuestra manera de afrontar las vida inevitablemente será similar, sino igual. No olvidemos que la mayor parte de nuestro comportamiento es aprendido.

Si mi madre es una persona que en sus relaciones  no se muestra y se esconde, esto dará lugar a un plexo (zona comprendida entre las clavículas y la doceava costilla) cerrado  y rígido. Yo aprenderé a relacionarme de esa manera y como consecuencia, tendré un plexo cerrado y rígido. Pero hasta aquí llega el fatalismo.

Una vez adulto y con una toma de conciencia sobre esto, cambia tu manera de relacionarte y cambiará tu plexo sí o sí. Lo que ocurre, es que tenemos un miedo muy grande al cambio, por eso preferimos creer que nuestros problemas son heredados y que no podemos hacer nada por cambiarlos.

En otros artículos hablaremos de cómo es la estructura equilibrada de un  tórax, porque no olvidemos que la estructura gobierna la función, así que aprenderemos lo que es una buena estructura para poder funcionar emocionalmente bien.

Vanesa Saavedra