El valor del dinero

Mucho se habla sobre la crisis y  el dinero y como he comentado en otras ocasiones creo que esconde un transfondo muy diferente que personas como mi gran amiga Olga son capaces de reflejar.A continuación os dejo un articulo suyo donde expone una visión del dinero diferente,valiente y comprometida.

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EL DINERO 
 

El dinero como todo lo material es un símbolo de una energía sagrada, responde a un propósito más elevado. 

Nosotros hemos creado el dinero, y éste está respaldado por las riquezas de la madre tierra: petróleo, oro, piedras preciosas…, el dinero es por tanto una energía nutriente. 

Debemos aceptar el dinero puesto que forma parte de la sociedad en que vivimos y nosotros hemos decidido formar parte de ella. 

Si necesitamos el dinero para vivir, para nutrirnos, para experimentar placer y comodidad, debemos honrarlo: 

Honrar su presencia y los medios que nos proporciona para adquirir lo que queremos. 

Liberarnos del apego porque el apego es lo que hace que lo temamos y lo rechacemos o que nos obsesione y siempre queramos más temiendo que se acabe; tener libertad económica, es decir, no depender de la cantidad que llegue a nosotros ni de la forma en que llegue. 

Asegurarnos nuestra conexión con la tierra, la energía nutriente, ¿sentimos nuestros pies bien anclados en la tierra? ¿confiamos en nuestra fuente de abastecimiento? 

Entonces podemos elegir experimentar el amor y la confianza a través del dinero. 

El dinero también es una herramienta de trabajo personal, analizando nuestra relación con el dinero y nuestras reacciones podemos saber si nos valoramos, si nos creemos merecedores, si aceptamos apoyos, si confiamos y tenemos seguridad en el proceso de la vida y en nuestra capacidad creativa… 

Si le damos el poder al dinero creeremos que se acaba, que cuesta ganarlo, que nunca hay suficiente y dejaremos de vivir nuestros sueños, culpando al dinero tras el que corremos sin descanso. 

Si nos da miedo tener poder nos negaremos la entrada de dinero, derrocharemos, o nos veremos sumergidos en deudas, necesitando de los demás reclamando inconscientemente atención, cuidados, buscando que otros nos amen y nos nutran. 

Cuando recuperamos el poder personal vemos el dinero en su valor real, no como algo limitante, sino como una energía, una herramienta necesaria y  la usamos creativamente, sabiendo que el valor está en nosotros que somos los artífices de aceptar y crear abundancia. 

A través del dinero experimentamos el amor personal y colectivo, la ley de dar y recibir siempre presente: para poder recibir dependemos de que haya alguien dispuesto a dar aquello que necesitamos y para dar, dependemos de que haya alguien dispuesto a recibir precisamente lo que tenemos. 

Gracias al dinero hemos conseguido que el trueque o intercambio sea más cómodo y rápido, pero somos interdependientes. 

Con el dinero que generamos individualmente nos abastecemos nosotros, a nuestras familias y a la sociedad: hay una parte destinada al grupo a convivir y generar comodidad y progreso colectivo.

El amor individual y el amor de tribu. 

Revisemos nuestras creencias sobre el dinero, la forma en que hablamos de él, nos indica nuestros sentimientos hacia él, y valorémosle ¿Cuántas veces hemos despreciado alguna moneda de céntimos? Y sin embargo  a la hora de comprar algo no podemos si nos faltan céntimos. Si lo despreciamos el universo entiende que no le damos importancia y desvía su llegada. 

No es el dinero el que corrompe a las personas, es la actitud de las personas hacia el dinero la que hace que se corrompan. 

El dinero no se acaba, el dinero cambia de manos, se transforma en materia, el dinero está ahí fuera ¡circulando por el mundo! 

No es el dinero el que nos impide conseguir nuestros sueños, son nuestros miedos y nuestra limitada visión los que nos alejan de nuestros objetivos. 

En los billetes de euro hay dibujos de puertas y ventanas que simbolizan una actitud abierta al mundo, y puentes como metáfora de cooperación y comunicación. 

Quizá si dejamos de despreciar el sueldo porque nos parece bajo, cambiamos los “sablazos” de pagar las facturas y pagamos con amor y agradeciendo el servicio recibido, y buscamos el precio justo para nosotros en vez de etiquetar de caro el valor que alguien adjudica a su mercancía, podamos abrir la puerta a la abundancia y cruzar más puentes dispuestos a compartir la confianza y la seguridad a través del dinero. 
 

Olga Palacio Fernández

¿Crisis o evolución?

Desde pequeños nos dicen que  las cosas que vivimos que no nos gustan son aquellas que más nos hacen crecer .Si miramos cualquier circunstancia difícil con perspectiva descubrimos siempre cosas buenas que sacamos de aquella experiencia.

Quizás mas que crisis deberíamos hablar de evolución ya que son oportunidades que hemos tenido para crecer y aceptar el cambio.

Muchos de los pacientes que vienen a consulta dicen estar atravesando una crisis, yo diría que todos, solo que unos son más conscientes que otros. Reconocen que algo no funciona y  piden ayuda para que les acompañe en un cambio profundo que quieren producir en sus vidas.

Hay muchas maneras de afronta los cambios, pero en mi experiencia el que mejor resultado da es: “quitarse el disfraz”.

 

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Lo que realmente nos hace entrar en una crisis es cuando estamos alejándonos de nosotros mismos. Cuando estamos funcionando en la vida alejados de lo que realmente somos y estamos disfrazados de “otro”.

 

Mi elección para trabajar no es poner parches al disfraz que  con el tiempo volverá a romperse y que suele ser la causa de nuestros sufrimientos, pues difícilmente nos puede hacer feliz comportamos como lo que no somos. Tarde o temprano nuestra alma querrá expresarse y  aceptar lo que somos.

 

Por cierto no sirve de nada enfadarse con el disfraz que hemos llevado (ego), porque él es el que nos permite reencontrarnos con lo que siempre hemos sido….

 

Así que como dice el canto del loco “si no te gustas es que no estas vivo” o como dice mi amiga Olga es que no eres tu o que vas disfrazado digo yo….

Vanesa Saavedra