Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. San Pablo
La mayoría preferimos ser víctimas que verdugos y tal y como nos relacionamos es normal. A la victima se la compadece y al verdugo se le juzga y no sólo hablo de los demás sino también de nosotros mismos.
Es cierto que es muy doloroso ser víctima pero frente a los demás es más cómodo e insisto sobre todo frente a nosotros mismos.
A nadie le gusta ser objeto de una traición si bien es cierto que le otorga el papel de ser consolado y le permite dar lugar a la tristeza. Sin embargo, lo que no solemos contemplar es el dolor que causa ser verdugo o ser responsable del dolor de otro.
En mi experiencia profesional y personal ser verdugo es más doloroso y difícil de asumir pues incluso el que se comporta como verdugo abiertamente justifica su comportamiento aunque sea por venganza porque, ante uno mismo, nadie quiere reconocerse como una mala persona.
El ser humano es muy complejo y lo que suele hacer es colocarse en el papel de víctima con tal de no sentir el dolor que causa ser verdugo.
Piensa en cualquier situación o comportamiento de otro que te haga sentir víctima y se repita constantemente en tu vida.
Volvamos al ejemplo de la traición. Si te sientes traicionado una y otra vez mi consejo es que busques que traición has cometido tú que no te perdonas y dejes de trabajarte liberar el dolor de ser traicionado pues no es más que una cortina de humo para tapar tu propio sentimiento de culpa.
Esto es más serio de lo que parece pues hay gente que se pasa años hablando y yendo a terapias para superar lo que les hicieron y cada paso en esta dirección les aleja más de resolver el origen del problema. Una y otra vez atraen situaciones de traición que acaban tapando su “delito” original llegando al olvidarlo para siempre perdiendo la posibilidad de recuperar la libertad de Ser.
He hablado de traición pero es extensible a cualquier comportamiento del que nos sintamos víctimas y no hay que asustarse por reconocer que hicimos algo que causo dolor, pues suele ser por inconsciencia, sólo hay que reconocer la responsabilidad que se tuvo y pedir y pedirnos perdón.
Vanesa Saavedra